FOMENTAR AUTOESTIMA POSITIVA: UN DESAFÍO COMO PADRES

¿Cuántas veces hemos sentido que no nos valoran por lo que somos o nos percibimos inadecuados, incompetentes o defectuosos? ¿Sueñan con ser alguien distinto con cualidades que no tienen? En una sociedad que hace culto al perfeccionismo, en donde equivocarse es un pecado y ser atractivo físicamente, espontáneo, competente y agraciado es un imperativo para el éxito, es ciertamente comprensible que nos sintamos con una baja autoestima. No obstante, no todos sufren de una baja autoestima, y muchos, pese a ello, logran sentirse queridos y se aceptan a sí mismos. La autoestima se desarrolla desde pequeños en la interacción que tenemos con nuestras figuras de cuidado y apego. Por lo tanto, para atacar el problema desde sus raíces, les brindaremos algunos consejos para que ayuden a sus hijos a crecer en un ambiente que fomente el amor propio y la autoaceptación.

Se han descrito 3 grandes ejes que influencian en la formación de autoestima de los niños. El primero es la palabra o le que le decimos a nuestros hijos en forma literal. Tiene que ver en cómo reparamos en sus conductas, cómo criticamos o por el contrario cómo los reforzamos y felicitamos. Frases como: “qué bien como aprendiste a ordenar tus cosas” o “qué lindo pintas” versus “ya era hora que aprendieras a ordenar” o “pinta con colores más bonitos” puede marcar una gran diferencia. Lo que queremos transmitir es que no basta con quererlos, aceptarlos y abrazarlos, sino también explicitar esto mediante la comunicación verbal que tenemos con ellos. No olviden cuando reparen en conductas para que aprendan, deben ser específicas a una acción y no aludir a la totalidad de la persona. Verán cómo cambia decir “no te pongas flojo ahora” que “eres un flojo”. Por favor eviten las descalificaciones a toda costa, éstas solo generan culpa y a largo plazo una baja autoestima.

El segundo eje es el lenguaje no verbal. No sacamos nada diciendo algo apropiado si nuestro lenguaje no verbal manifiesta lo contrario. Los niños rápidamente captan el mensaje inconsistente y tenderán a conservar lo que observan mediante lo corporal. Un silencio cuando tu hijo te muestre una tarea o hazaña lograda puede valer más que mil palabras y ser muy doloroso. Lo mismo con una mirada despectiva de crítica o de decepción. Espero que esté de más mencionar lo impactante que pueden ser los golpes e insultos. Por lo tanto, procuren cuidar siempre el mensaje que les transmiten en este nivel corporal o no verbal.

El tercer eje es la experiencia. Es crucial que los niños vivan experiencias en donde se sientan competentes y valiosos, que implica por un lado sentir que logran superar desafíos propios de su desarrollo y por otro, percibir que mediante su actuar, el entorno le brinda sensaciones de satisfacción. Tiene que ver con conquistar aprendizajes, enfrentar miedos y superar frustraciones. Es por esto que la labor como padres tiene que ver con incentivarlos a afrontar situaciones difíciles, lograr los hitos del desarrollo y promover la autonomía. También con aceptarlos y creer que ellos son capaces, con metas realistas, evitando exigirles más de la cuenta. Es importante dejar que conquisten sus logros y ofrecerles oportunidades de desarrollo personal.

Finalmente, hay una cuarta dimensión que engloba las anteriores, la cual tiene que ver con la coherencia, entre los acciones, pensamientos y emociones que transmiten a sus hijos. Por sobre todo ustedes son un ejemplo, y los niños, especialmente los más pequeños, aprenderán de ustedes e internalizarán el estilo de pensamientos y creencias que ustedes manifiesten. Eviten culpabilizarse en exceso o descalificarse a sí mismos frente a sus hijos. Por el contrario, transmitan el valor de la aceptación, el respeto, la demostración del cariño y afecto, la validación de todas las emociones que experimente su hijo y la enseñanza de que aprender de los errores los hace más fuertes y valientes.

Les deseamos éxito en esta misión y ante cualquier ayuda adicional no duden en contactarnos para asesoría más personalizada.