¿CÓMO SE COMPORTAN LOS DIFERENTES ESTILOS DE APEGO EN LA SALA DE CLASES?

Lo que genera el estilo de apego es una forma de vincularse con los demás, nos entrega expectativas sobre las otras personas significativas y nos enseña cómo debemos expresar y regular las emociones. Lo anterior se puede observar no sólo en la familia y en el grupo cercano del niño, sino que también en el colegio. Si el adulto logra identificar y comprender cómo se relaciona el niño y cómo funciona su dinámica relacional, sabrá cómo se pueden potenciar las habilidades escolares de ese niño en particular.

Todas las conductas que describiremos son estrategias adaptativas que tiene un niño para sentirse lo más seguro posible en un contexto con otros en el colegio. Se explicarán desde el concepto entregado por Heather Geddes, denominado Triángulo del Aprendizaje: estilo de apego, actitud hacia la escuela, expectativas hacia el profesor y respuesta frente a la tarea.

 

Apego seguro en el colegio                                                                       

 

La actitud hacia la escuela es positiva ya que se encuentra motivado por los aprendizajes y experiencias nuevas. Frente al profesor tiene una expectativa positiva, dado que sabe que puede acudir a él cuando lo necesite, presenta una buena disposición al aprendizaje y a la realización de tareas. Frente al apoyo del profesor en una actividad recibe la ayuda como una posibilidad y se evidencia disponible a la interacción.

 

Apego evitativo en el colegio

 

Actitud hacia la escuela: Este estilo de apego tiende a presentar una aparente indiferencia ante la incertidumbre o situaciones nuevas, pueden no pedir ayuda a los profesores frente a situaciones de conflicto con otros compañeros y tienden a alejarse del adulto. Estas conductas refuerzan en el adulto la sensación de que su presencia no es necesaria en esos momentos.

Frente al profesor: Suelen mostrarse distraídos o indiferentes a las llamadas de atención del profesor, dado que han aprendido que el adulto significativo no atiende ni satisface sus necesidades emocionales. Tienden a negar el apoyo/ayuda del profesor, ya que la interacción les genera ansiedad. Se sugiere tener un mente que la distancia física es importante para este estilo, ya que para ellos la distancia emocional se traduce en distancia física y eso los hace sentirse más seguros. Para identificar qué distancia le acomoda al niño, los profesores pueden ir practicando o midiendo dicha distancia. Hay personas a las que el contacto físico les estresa, por ejemplo saludos con abrazos, mano en el hombro, que les hablen cerca de la cara, hablar al oído, etc.

Frente a la tarea: Este estilo se enfoca en la tarea, tienden a ser autónomos en su realización y reaccionan con disgusto si el profesor se mete en la actividad. Insisten en que pueden hacer las actividades solos, no quieren hacer ni responder preguntas, evitando así que la atención del profesor esté centrada en ellos. Habrán ocasiones en las cuales puedan realizar la tarea, no obstante, requieren del apoyo del profesor, ya que cuando la tarea es desafiante aparecen  sentimientos de frustración y toda la rabia será dirigida a la tarea, por lo que podrían presentar comportamientos explosivos. Si se encuentra con una tarea muy difícil de lograr se le indica que siga intentando hasta lograrla o que la deje por el momento.

La sugerencia está en que la tarea tenga una función de barrera de seguridad ante el niño y el adulto. El profesor debe centrarse en la tarea (objeto/exploración) no en el niño (experiencia), para evitar que se genere más ansiedad. Así la alerta bajará dado que la atención del profesor estará en la tarea. Una opción muy útil es enfocarse en un niño que esté al lado del niño y dar indicaciones a ambos. Otro aspecto importante es evitar la exageración emocional tanto para felicitar como para corregir, ya que si el adulto se regula favorece la regulación emocional del niño.

 

Apego ambivalente en el colegio

 

Actitud hacia la escuela: Este estilo tiende a presentar un elevado nivel de ansiedad observable e incertidumbre, por lo que están en híper-alerta en todo momento de la jornada.

Hacia el profesor: Tienen la necesidad constante de captar la atención del adulto, evidenciando una cierta dependencia hacia el profesor, dado que han aprendido que si tienen al adulto cerca es más fácil predecir la respuesta que tendrá. Han tenido cuidadores que a veces han podido responder a sus necesidades, sin embargo no son confiables, ya que son cambiantes en la forma de responder. En resumen no saben con qué adulto se encontrarán ya que no pueden anticiparlos. Es por esto que se sienten más seguros cuando el profesor está enfocado en ellos, así pueden monitorearlo e intentar controlar la respuesta que tendrá. Son niños que podrían presentar hostilidad hacia el adulto cuando están frustrados, ya que han aprendido a manifestar con más fuerza sus emociones, para mostrarle al adulto con más claridad qué le ocurre, y así tener más cercanía con él. Por ejemplo, son niños que siguen a los profesores por la sala, tienden a querer abrazos, atención constante para ellos presentando conductas como levantarse de la silla, sonrisas constantes y se acercan varias veces a la mesa del profesor.

Frente a la tarea: Este estilo tiende a tener dificultades con la tarea ya que si no tiene el apoyo del adulto, les cuesta dirigir su atención a la realización de la actividad por miedo a perder su atención. Monitorean al profesor: dónde está, qué hace, se acerca o aleja de mí, qué cara puso, me mira o no, etc.

Se sugieren varias estrategias anticipatorias, que permitan predecir el entorno y sus relaciones favoreciendo la autonomía. Por ejemplo diferenciar la tarea en varios pasos y hacer turnos para ir chequeando el avance; “haga hasta la página 6 y levante la mano”, hacer grupos de dos personas que trabajen por separado, usar el reloj como regulador “cuando este palito esté en el cinco vendré a verte”, usar refuerzos positivos constantes, planificar los inicios, separaciones y finales en los momentos de transición y permitir objetos transicionales.

 

Apego desorganizado en el colegio

 

Actitud hacia la escuela: Aunque es minoritario, este estilo está presente en algunas víctimas de abuso, maltrato o negligencia debido a que el entorno de cuidado fue altamente desestructurado. Este grupo tiende a presentar una ansiedad intensa, miedo y sentimientos de indefensión, ya que aprendieron a tener su estado de alerta dirigido a lograr la sobrevivencia física y psicológica. Frente a tanta desorganización el niño tiende a cuidar y complacer al adulto o a mantener una actitud agresiva que permita controlarlo. Pueden presentar alta ansiedad, apatía con ráfagas de ira o tristeza, reacciones incontroladas e incoherentes con el contexto, recelo ante el profesor, los otros niños y las tareas, así como comportamientos dañinos e insensibles ante el dolor o a las demandas de los demás.

El foco no está en el profesor ni en la tarea, su energía y atención está en sobrevivir las experiencias del entorno, dado que no ha aprendido a vincularse de forma organizada con otro, por lo que el cuidador genera miedo en el niño. Las sugerencias para estos casos tienen relación con establecer el colegio como un ambiente sano y predecible, manteniendo en mente la seguridad, confianza y predictibilidad en la sala de clases. Son niños que necesitan más atención y que por lo tanto, se deben establecer procedimientos consensuados con el equipo educativo dado que requieren de asistencia permanente.

Por último, es importante recordar que los niños pueden presentar conductas evitantes, ambivalente o desorganizadas frente a situaciones estresantes y deben diferenciarse de un patrón vincular específico.

Bibliografía

Sierra García, P. & Moya Arroyo Javier. El apego en la escuela infantil: algunas claves de detención e intervención. Revista: Psicología Educativa. PP. (181-191). Extraído de: http://www.copmadrid.org/webcopm/publicaciones/educativa/ed2012v18n2a9.pdf

Heather Geddes. Relación entre las primeras experiencias infantiles, el bienestar emocional y el rendimiento escolar. Attachment in the Classroom, 2006. Editorial Graó. Barcelona, 2010

Magdalena Rosati B.

Psicóloga infanto-juvenil