EN BÚSQUEDA DE UNA CRIANZA SALUDABLE, AMOROSA Y RESPETUOSA.

Frecuentemente solemos escuchar frases como “lo estas malcriando” “déjalo hasta que se le pase la maña” “te manipula, tiene que aprender a estar solo”, etc. Son pensamientos que vienen de creencias arraigadas de acuerdo a un estilo de crianza autoritario, centrado en las necesidades del adulto (adultocéntrico) en donde los niños “deben” aprender a etapas muy tempranas a ser independientes, a respetar a los mayores y en definitiva a adaptarse a las costumbres socioculturales del adulto. Un ejemplo clásico es dejarlos llorar hasta que aprendan a tolerar la soledad, fundamentando que así se acostumbrarán desde pequeños a tener una buena rutina del sueño. Sin embargo, en los últimos años se han desarrollado un sin número de estudios que cuestionan estas teorías o creencias tan aplicadas en las últimas décadas. Uno de ellos, demostró que los niños dejaban de llorar cuando aprenden a que por más que lloren sus padres no acudirán en su ayuda, por lo tanto, se quedan “tranquilos” en sus camas solos sin llorar. Esto puede parecer muy efectivo a ojos del adulto, no obstante, cuando se estudiaron los niveles de cortisol en la sangre (toxina que libera nuestro sistema nervioso cuando estamos estresados) se observó que se mantenían altos aunque hayan dejado de llorar. Esto puede tener un alto impacto en el desarrollo de la salud mental del niño, generando posibles dificultades emocionales a corto, mediano y largo plazo.

Los niños no nacen sabiendo regular sus emociones, si no que es un proceso gradual que puede durar varios años. Además, los lactantes y niños pequeños dependen de los adultos para la satisfacción de sus necesidades básicas y de afecto, por lo tanto, no hay nada mas normal y biológicamente esperable que una guagua llore cuando se siente sola o busque proximidad de su figura de apego cuando sienta estrés. El apego es una característica evolutiva y presente en la mayoría de las especies. Por lo tanto, atender a sus necesidades en forma inmediata y oportuna, es básico para que desarrolle un apego seguro, en donde preocuparse por ello debiera ser una función clave de toda figura que esté criando a un niño(a). Por lo tanto, creencias que hacen culpar al niño por ser “mañoso”, “dependiente”, “regalón”, dejándolo solo cuando llora, o retándolo por no controlar sus emociones, solamente provocarán más dificultades emocionales en sus hijos, que aumentarán con el tiempo.

También es importante aclarar que no se trata de irse al otro extremo, en donde se les da el gusto en todo lo que quieran, evidenciando una falta de límites y normas, generalmente provocado por sentimientos de culpa o una incapacidad de frustrar sus deseos . Delimitar lo adecuado de lo inadecuado, lo seguro de lo peligroso es una fuente de seguridad y contención en su desarrollo. Lo que proponemos es buscar un equilibrio entre la incondicional y necesaria entrega de afecto, cuidado, apoyo, escucha y validación, junto con una postura de firmeza cuando sea necesario. Los niños también necesitan que el adulto enseñe y modele conductas adecuadas que quieran traspasar a sus hijos, como tratar bien a otros niños, aprender hábitos de higiene, de estudio, de convivencia, etc. Además, cada niño es un mundo único y especial, por lo que muchas veces se hace necesario tener un modelo de crianza con un equilibrio distinto para cada uno, algunos necesitan más límites que otros, o bien otros demandan una cercanía o proximidad física mucho más fuerte. La tarea es lograr leer las necesidades de cada uno y actuar en función de ello, por eso no existen las recetas mágicas. De todas formas, les entregaremos algunos consejos generales:

-Prefieran el “time in” más que el “time out”, es decir, busquen contener emocionalmente a sus hijos cuando sientan estrés o angustia, validando sus emociones, fomentando conductas de reparación, conversando acerca de sus sentimientos, más que dejarlos solos, aislados, “hasta que se les pase”, ya que los niños los necesitan para aprender a regularse.

-Fomenten una parentalidad o disciplina positiva, centrada en la escucha, el apoyo emocional, y el diálogo. Puede ser muy favorable el negociar frente a algunos temas de acuerdo a la edad de sus hijos, permitiendo una mayor confianza, comunicación y conexión entre padres e hijos.

-Para criar en forma cariñosa, empática y respetuosa es importante reflexionar acerca de nuestras prácticas como padres, cómo nosotros nos regulamos ante la angustia, qué mensajes estamos comunicando (tanto en nuestro lenguaje verbal y no verbal), cómo los estamos conteniendo emocionalmente, para luego buscar soluciones. Si los padres no fueron lo suficientemente contenidos, escuchados, aceptados o si vivieron en contextos maltratadores, es muy probable que presenten dificultades en estas áreas. No duden en pedir ayuda, podrán romper cadenas transgerenacionales de problemáticas emocionales.

Les deseamos éxito en esta preciosa y difícil tarea. Cualquier consulta puede contactarnos a nuestro teléfono 2-3218695 o en nuestra página web.