EL VÍNCULO DE APEGO: ¿QUÉ ES Y CÓMO ESTABLECERLO ADECUADAMENTE CON NUESTROS HIJOS?

Actualmente una palabra que se escucha reiteradamente al hablar de crianza es el apego. Muchos padres se preguntan qué es y cómo fomentarlo de la mejor manera con sus hijos. Esto ha llevado a que se generen varios mitos en torno a éste o que se desconozca su verdadero significado.

Los vínculos de apego son esenciales en nuestra vida y claves para el desarrollo. Según John Bowlby (padre de la teoría del apego), el apego es una necesidad biológica ya que el lactante necesita proximidad con otro para su supervivencia física y emocional, lo que se manifiesta en tres conductas:

1. Búsqueda, seguimiento y mantenimiento de proximidad hacia la figura de apego protectora.

2. Uso de la figura de apego como base segura, lo que le permite explorar el mundo que lo rodea al sentirse contenido.

3. Búsqueda de la figura de apego cuando hay peligro o amenazas, en busca de protección y contención.

En los lactantes, al no tener desarrollado el lenguaje, las experiencias de apego se obtienen por medio de la comunicación no verbal (caricias, miradas, risas, entre otras), para luego registrarse como representaciones mentales y normas para procesar la información, que serán la forma en que representará y vivenciará el mundo.

Dependiendo de las respuestas del cuidador hacia las necesidades del lactante, es el tipo de apego que va a adquirir. Es decir, si responde con afecto y si es capaz de contenerlo cuando la situación lo requiera. En cuanto a lo anterior, hay lactantes que tienen cuidadores poco presentes o sensibles o que sólo le dan atención cuando se comportan de la manera en que ellos esperan, rechazándolos cuando lloran o están irritables. Frente a estos casos es posible que el niño desarrolle un apego de tipo evitativo, en donde aprenderá a no expresar sus emociones por medio al rechazo o no respuesta del adulto, o por otro lado, aprenderá a agradar al adulto para así obtener su atención y cariño (escondiendo sus emociones). Otros niños pueden desarrollar un patrón de apego de tipo ansioso, al no saber cómo sus cuidadores van a reaccionar a sus demandas y necesidades (se muestran contradictorios). Y finalmente, otros niños pueden desarrollar un patrón de apego desorganizado, en donde el cuidador también es una figura temida, al haber maltrato por medio de golpes, insultos, gritos, que pueden provocar traumas en el niño.

Confusiones en relación al Apego:

-“Si no le doy pecho a mi hijo, ¿no tendrá apego?” El apego no es una conducta específica y aislada (dada por medio del juego, lactancia o estimulación), sino que es un proceso que se construye diariamente en base a cómo el cuidador responde hacia las necesidades del niño. Estas primeras experiencias son muy importantes ya que determinarán cómo el niño se relacionará con otros en sus futuras relaciones y percibirá el mundo.

-“Si le pongo límites a mi hijo, ¿no tendrá apego porque se enojará conmigo?” Al poner límites a los niños, no se estará afectando el apego. Todo lo contrario, los niños necesitan ciertas normas que guíen sus conductas para así sentirse seguros, al saber qué se espera de ellos y las posibles consecuencias que sus acciones tendrán. No es necesario que sean muchas reglas, deben ir aumentando poco a poco según la edad del niño. No obstante, siempre deben ser claras, aplicadas por igual tanto por el papá, la mamá y/o otros cuidadores y ser explicadas por medio del cariño, nunca impuestas con agresión o gritos que le transmitirán una situación de descontrol. Parte importante del vínculo de apego es la reparación, de modo que si el niño se enoja o frustra con el límite, el cuidador debe acercarse y hablar con él, ayudándolo a modular y poner palabras a sus emociones.

¿Cómo fomentar Apego de tipo seguro?

Por medio de respuestas coherentes y esperables hacia la conducta del niño. Es decir, mantener una línea y no dejarse llevar por los estados anímicos. Aprender a interpretar lo que necesita para así dar respuestas acordes (saber qué lo calma, qué lo distrae, qué le entretiene, etc), mostrarse sensible y atento a sus requerimientos.

Mostrando afecto y cariño en las interacciones cotidianas, ya sea la hora del baño, comida, y prestando interés en sus acciones y juegos (hablarle, mirarlo, sonreírle).

También darle la autonomía que necesita de acorde a su edad. Dejar que explore a su alrededor (siempre que sea un lugar seguro) y que sepa que cuenta con un adulto sensible en caso que lo requiera.

Finalmente, es importante mencionar que se puede llegar a tener “apego seguro adquirido”, por medio de un nuevo vínculo de apego que puede ser reparador (por ejemplo en el matrimonio o en psicoterapia), que permitirá que haya espacio para el pasado disociado y para el nuevo vínculo de apego en el presente. Así aprenderá a relacionarse, a establecer lazos de forma segura, y lo más importante, a confiar en otros.

Ps. M. Francisca Soto T.