CUANDO EL CONTROL DE ESFÍNTER SE COMPLICA: 9 PREGUNTAS PARA AYUDAR A RESOLVER EL PROBLEMA

El control de esfínter en los niños es una situación que todo madre o padre ha vivido y frente a ello las experiencias son diversas. Algunos padres, especialmente los que no se apuraron en el proceso, ni siquiera lo recuerdan porque fue muy simple, en cambio para otros puede volverse una verdadera pesadilla. Por ejemplo, idas y venidas a urgencias por constipación, llantos y pataletas del niño al sentarse en el baño, estar lavando la ropa interior prácticamente todo el día, cambiando sábanas en la madrugada, limpiando alfombras u otros rincones de la casa, recibiendo llamadas del jardín infantil o el colegio para ir a buscarlo porque se hizo, y así suma y sigue. En honor a esos padres, les dedico este artículo con algunas preguntas para ampliar la mirada y entender dónde está el problema cuando el proceso se ha complicado. Me refiero especialmente a los niños y niñas que no quieren sentarse en la tasa del baño, que a veces retienen para evitar la situación, generando consecuencias como constipación y manchados frecuentes en sus calzones o calzoncillos. Habitualmente son niños que ya han aprendido a controlar el esfínter, y simplemente no quieren o se niegan a hacer sus necesidades en el baño, por más que los padres intenten todo tipo de estrategias. Suelen hacerlas escondidos, o van manchando sus calzones en pequeñas cantidades a lo largo del día, siendo particularmente complicado cuando los niños ya están en el colegio.

El control de esfínter está mediado por factores neurológicos evolutivos (madurez biológica), madurez socioemocional, capacidad intelectual además de la influencia de elementos culturales. La mayoría de los niños ha alcanzado la madurez biológica para controlar el esfínter entre los 24 y 30 meses, sin embargo, existe entre un 2 y 10% que cumple este hito del desarrollo hasta después de los 4 años. Asimismo, es un proceso que puede tomar varios meses en lograrse por completo y hay niños que por diversos aspectos les es más difícil adaptarse al proceso. A partir de lo anterior, les expondré algunos cuestionamientos al respecto.

1.¿Está evolutivamente preparado para este cambio? Es la primera pregunta porque sin duda, es la base para que pueda avanzar. Hay bastante literatura sobre cómo saber si está listo, pero finalmente es una apuesta en base a ciertos parámetros biológicos y psicológicos. Sin embargo, la mejor señal de que no está listo es el fracaso tras unas semanas de intento. Si eso ocurre es mejor esperar. Ahora, si ya tiene cerca de 4 años o más, sería recomendable analizar la situación y buscar alternativas que faciliten el proceso.

2.¿Descarté factores orgánicos? Para esto antes de analizar variables psicológicas o ambientales es importante tener certeza que no existe alguna patología médica que esté explicando su dificultad. Sin embargo, si ya logra un adecuado control de esfínter, pero solamente se niega a sentarse en la tasa del baño, probablemente no tenga relación a un problema orgánico.

3.¿Será que tiene miedo a la tasa del baño? Es habitual que los niños tengan la idea que pueden caerse dentro de la tasa o ser absorbidos por ésta. No necesariamente está relacionado a experiencias negativas previas. Es por ello que se recomienda que los niños(as) vean cómo los adultos se sientan, normalizando lo más posible la situación, usando la imaginación, la creatividad y el juego, por ejemplo invitando a sus amigos peluches al baño. Sin presionar ni exigir, apoyándolo en una aproximación gradual, evitando castigos y retos.

4.¿Tendrá relación a su temperamento? Se ha descrito que este proceso puede ser más difícil en niños que tienden a resistirse a las nuevas experiencias o bien una necesidad excesiva de control, en donde suelen retener hasta producir estreñimiento, entrando en un círculo vicioso complicado, ya que efectivamente sentarse en el baño puede producir dolor o desagrado. En la misma línea anterior, necesita comprensión, empatía y apoyo por parte del adulto.

5.¿Lo estaremos presionando? Los niños perciben con facilidad la angustia y desesperación de los padres, y pueden sentirse sobrepasados y ansiosos frente al tema, manteniendo el problema e impidiendo que el niño logre adquirir la seguridad necesaria para este desafío. La presión puede ser implícita, por ejemplo sentarlo en la tasa muchas veces durante el día, mostrar angustia en el lenguaje no verbal, ser poco constante o consistente en la estrategia, probando todas las estrategias a la vez o pasando de una a otra sin esperar lo suficiente, prometer grandes premios, etc. También explícitamente retarlo, avergonzarlo, ridiculizarlo y/o compararlo con otros niños.

6.¿Ya había logrado controlar el esfínter y ahora está retrocediendo? Si esta es la situación, es importante preguntarse por los cambios recientes en el entorno desde todo ámbito (ej. cambio de casa, llegada de un hermano, entrada al colegio, aumento de trabajo en los cuidadores, cambios en las pautas de alimentación, accidente, desastre natural, experiencia vivida como traumática, etc). Para sugerencias en ello se recomienda comenzar con una evaluación psicóloga para buscar la mejor manera de abordar la situación.

7.¿Retiene o tiene estreñimiento? Si retiene más de lo normal, si bien puede estar relacionado a su temperamento y a otros factores ambientales, es importante hacer la distinción porque probablemente ha vivido experiencias dolorosas en relación a la evacuación o desagradables debido a tratamientos que a veces pueden ser bastante invasivos. Por lo tanto, esto puede aumentar su estrés generándose círculos viciosos que aumentan la retención. Es por ello, que el apoyo médico del pediatra puede ser importante para disminuir la tendencia a la constipación desde cambios en la alimentación hasta el uso de medicamentos.

8.¿Cómo estoy permitiendo que avance en su autonomía? ¿Tiendo a sobreproteger? Es un hito del desarrollo que suele estar asociado a ser un “niño(a) más grande”, a tener más control del medio y a ser más independiente. Cuando los niños son excesivamente protegidos y/o no han alcanzado suficiente autonomía para la edad, puede ser un cambio vivido como amenazante, o bien darse más lento ya que el niño(a) puede sentir mayor seguridad en una relación de mayor dependencia, en donde otros se hacen cargo de sus acciones. Ejemplos de ello es que aún los vistan por completo, les den la comida, les ordenen todos sus juguetes, etc. Si esta es la situación, será importante trabajar en aumentar su autonomía progresivamente, en promover su sensación de autoeficacia y los padres debieran reflexionar sobre qué temores pueden tener ellos en relación al crecimiento e independencia del niño(a).

9.¿Hay otros factores de su desarrollo que te llaman la atención? Si además ha sido difícil que logre la adquisición de otros hitos del desarrollo como el lenguaje, la psicomotricidad, el contacto social apropiado, presenta excesiva dificultad para regular las emociones, en tolerar situaciones nuevas, es importante hacer una evaluación médica y psicológica porque es posible que requiera de apoyo especializado.

Ps. Claudia Brett G.